viernes, 28 de noviembre de 2008

Sólo quería deciros...

Una vez superado el maldito Jet Lag, puedo asegurar que me encuentro en perfectas condiciones de uso.
Os diré que vuelvo a la normalidad.
Os diré que aquí hace mucho frío comparado con el Caribe Mejicano.


Os diré que una de las cosas que no echaré de menos de Méjico son los representantes de US (United States) que había en el hotel supongo que, como nosotros, asistentes al CMTDGCG (Congreso Mundial de Temerarios Desafiadores de la Gran Crisis Global).

Os cuelgo la foto de la otra cosa que no echaré de menos:


La taza del inodoro que debe estar a la altura justa que necesitan la señora Martina (encargada de hacer nuestra habitación) y todas sus compañeras para limpiarla sin tener que agacharse. Una vez comprobé que el cubilete de basura del lavabo era demasiado alto, desmonté un cajón del escritorio para alzar las piernas y poder evacuar con mi facilidad habitual. Casualmente ayer vi unas imágenes de Txumari Alfaro haciendo la demostración de qué posturitas son más recomendables para no andar estreñido.

Suerte que las noticias del día de ayer no pasaron hace diez días, porque hubiera ido de viaje mi tía Frasca, la del pueblo, como decía un amigo:

Atentado en Bombai con víctimas turistas (no hablaré de los políticos), revuelta en Tailandia con más turistas de por medio y, en Francia, un avión Airbus 320 que acababan de reparar se estrella en el mar en vuelo de pruebas. "Una catástrofe" decían los servicios informativos de Rac1 ...

Hombre es una desgracia, sí ... pero si tenemos en cuenta que en el avión viajaban siete tripulantes y que ha muerto uno, diría que es un milagro, catástrofe hubiera sido que el Airbus fuera lleno. Aunque si aceptamos "catástrofe" como buena ¿qué será un accidente múltiple en la autopista AP7 con diversas muertes y más heridos? ¿Un número más a sumar al cómputo del año?

Si escucho esta noticia hace diez días me hubiera conformado con cenar en un restaurante mejicano en vez de ir a cruzar la charca en un Airbus 330, o sea con diez puntos más ...

¡Ah! Os deseo Feliz Navidad ¿No?

miércoles, 26 de noviembre de 2008

Jet hgzzz...

Foto de un avión al que nunca he subido.


Hgzz... ffff... hgzz... hgzz... ffffff... hgzz-ffff... hgzzzz...

Con los ojos medio cerrados sufro un jet lag que contribuye a hacer mayor aún el mito de manta que me ha perseguido desde los tiempos del beisbol. Añado esto a mi bagaje personal como cosa-que-no-sé-llevar-con-naturalidad. Quiero dormir. Estoy espeso, cansado, abatido, destrozado y tengo el cuerpo dolorido. Quiero dormir. Además, me siento muy pesado, pero no sólo porque haya cometido excesos en el buffet libre del hotel, me siento pesado y lento de movimientos por culpa de las veinticuatro horas que pasaron desde que dejamos el hotel hasta que aterrizamos en el aeropuerto de El Prat. Quiero dormir. Si ya me cuesta aguantar una película entera en el cine teniendo en cuenta las butacas enormes y espaciosas que tienen las salas en general, pasar más de diez horas enlatado en un asiento de turista (levantándome de vez en cuando para ir al lavabo y estirar las piernas) ha sido una experiencia que me ha hecho pensar que el esfuerzo no sería compensado con nada de lo que pudiera encontrar en Méjico. Quiero dormir. Cuando todavía quedaban tres horas para llegar al aeropuerto de Cancún continuaba pensando que la única motivación que tendría para el vuelo de vuelta sería precisamente eso, la vuelta. La estancia en Riviera Maya. Chichen Itzá...
Me equivoqué.
Quiero dormir...
Hgzz... ffff... hgzz... hgzz... ffffff... hgzz-ffff... hgzzzz...

domingo, 16 de noviembre de 2008

Mini Vacaciones

Lamento comunicar que me he tomado unas mini vacaciones de las que ya darè cuenta aquì en el blog la semana que viene.

¿Que por qué algunos acentos son abiertos?

No sè explicar el motivo, pero juro que yo los he tecleado bièn.
Debe ser el teclado del hotel ...

jueves, 13 de noviembre de 2008

Evaluación previa



-Escrito hace una semana en condición de padre fastidiado que recibe las primeras notas de su hija-
No pienso escribir nada acerca de las primeras notas de pre-evaluación de mi hija.
Todo esto del Instituto nos ha trastornado y a ella le cuesta encontrar su sitio y no me refiero a la silla (porque ésta estoy seguro que la tiene bien ubicada). El curso pasado en la escuela se encontraba bien, los profesores y profesoras la querían muchísimo y todo era una balsa de aceite, buenas notas, los trabajos a tiempo, etc. Pero en el Instituto... no.
Se ha encontrado con gente que va con las pilas puestas, profesores y profesoras que tienen poco en cuenta las cálidas relaciones con el alumnado y mucho en cuenta la puntualidad y la atención y, claro, a mi hija se ve que no anda bien ni con la p. ni con la a.
A pesar de todo, insisto, no escribiré nada de las notas porque ella hace un tiempo que se dio cuenta de que iba mal e hizo propósito de enmienda. Nosotros lo aceptamos como padres que somos, pero ahora nos tocaba ser firmes y poner los puntos sobre las letras que llevan punto, como la 'i' y la 'j'. Por lo tanto, citaré, sin que sirva de precedente, lo que diría Bono, que no es el cantante de U2 (pero... ¿qué digo? ¡Si a éste seguro que no lo conoces!) Me refiero al Presidente del C... bien, a aquél que sale en Polonia:
"Hija, ej je no te haj japlicado suficiente..."
Y no me gustaría tener que escribir más de este tema, ni ahora ni nunca ¿ok?
Pues ¡Ala!
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Ilustración de:

miércoles, 12 de noviembre de 2008

Videojuego de finales de los setenta

Es una tarde cualquiera de un día entre semana a la vuelta del colegio.
Mi hermano y yo pasamos por la peluquería a ver a mamá. Nos tiene dicho que la avisemos siempre de hacia dónde vamos. Le damos dos besos y pasamos la vergüenza de tener que ser anunciados a toda la clientela que nos mira diciéndonos cuánto hemos crecido y cosas de esas.
-¿Mamá, podemos ir a casa de Edu a jugar? -pregunto mientras ella rocía de laca el cabello de una señora.
Ella da su permiso y nos vamos, primero a buscar merienda a la Tiendecita de Josep (Hola Josep, apúntalo en la cuenta -le decimos) y después a casa de Edu.

Edu tiene un juego impresionante, se trata de destruir unas naves que bajan a diferentes velocidades hacia la parte inferior de la pantalla. El mando para ello es una pistola que tiene forma de botella pulverizadora. Sin cables. La munición, curiosamente, es al mismo tiempo la generadora de naves y el turno de juego se cambia cuando se vacía el depósito de munición.
Edu es el primero en jugar. Tiene mucha maña, se nota que estamos en su casa, debe practicar a menudo. Embelesados, Marc y yo observamos cómo va quedando cada vez menos munición... ¡Pronto me tocará a mí! -pienso.
Cuando Edu ya no puede exprimir más el gatillo me pasa el arma a mí y la tomo como si fuera un tesoro. Con ambas manos, giro el cabezal para cargar el depósito mientras Edu limpia la pantalla. Cuando el depósito está lleno de agua del grifo, enrosco el cabezal con gatillo y me preparo. Ante mí está el espejo del lavabo de casa de Edu, abajo está el fregadero que recogerá las naves. En ningún sitio se lee Start, empiezo cuando quiero. Apunto a la parte superior del espejo y disparo el tiro que soltará un primer grupo de gotas. Rápidamente voy disparando a cada gota que baja y de ésta salen unas cuantas más que se deslizan pantalla abajo huyendo del ataque. Animado continúo la batalla hasta que se acaba la munición. En ningún sitio se lee Game Over.
Ahora le toca a mi hermano y le paso el arma sin saber que aquella botella se llamará "joystick" años más tarde.
Quizás la madre de Edu se preguntaba por qué por las noches la toalla del lavabo estaba empapada...

lunes, 10 de noviembre de 2008

Tostadas con calidez de rescoldo

Hubo un tiempo en que la gente en el pueblo tenía la puerta de casa siempre abierta.
Para entrar en casa de los abuelos, una de tantas casas alineadas a pie de calle, sólo teníamos que abrir la puerta, alzar la voz para hacer que nuestro saludo se extendiera por el largo pasillo y dirigirnos al comedor.
Allí, en un rincón, el abuelo Joan, con un tenedor en la mano, tostaba una rebanada de pan de payés en la pequeña parrilla de la estufa de butano. Le dábamos besos y preguntábamos por la yaya Rosa, entonces nos adentrábamos en el calor de la cocina a través de un gigantesco escalón y la abrazábamos para darle también besos. El abuelo, con gesto divertido y simpático, nos invitaba a tostar pan. Mi hermano y yo tomábamos una rebanada y un tenedor cada uno y pasábamos un buen rato contemplando el vivo color naranja de los tres fuegos. A veces nos quemaban las manos al mantenerlas tan cerca de nuestra peculiar chimenea y el abuelo nos aconsejaba que no nos acercáramos tanto. Cuando las tostadas estaban tan a punto como nuestros estómagos, las regábamos con un chorrito de aceite de oliva, un pellizco de sal y nos las zampábamos.

Unos años más tarde pude tostarme una rebanada de pan de payés para desayunar en la masía de Jordi T. del Collell. Delante de una enorme chimenea que había en la cocina, clavé un tenedor en la rebanada, me senté en una silla y acerqué el pan a las llamas. Contemplaba el juego del fuego, la viveza de su color naranja. Aquel calor ante mí y el ardor en las manos me obligaron a dejar la tostada apoyada en el tenedor como un pequeño marco de fotos de sobremesa y retrocedí. Solitario en aquella cocina extraña, los recuerdos llenaban mi cabeza y me llevaron atrás cinco o seis años, al comedor y a la estufa, al lado de mi abuelo. Lo echaba de menos.

Hubo un tiempo en que la gente en el pueblo tenía la puerta de casa siempre abierta. Unos tostaban en una estufa y otros en chimeneas. Hubo un tiempo en que eché mucho de menos al abuelo y otro en el que eché mucho de menos a mi amigo Jordi. Ahora los imagino juntos tostando pan allá donde estén.

No me sabe mal compartir a mi abuelo con un buen amigo si por medio hay tanta calidez de rescoldo...

jueves, 6 de noviembre de 2008

Sin excusas

Sin darme cuenta de ello, mañana será viernes y habrá pasado otra semana con un resultado de escritos en el blog pésimo.
No tengo excusa.
Ni el trabajo -que he tenido mucho-, ni que me piquen los kiwis, ni nada de nada.
Reconozco que tengo la cabeza en otras escrituras -que no son religiosas- y no soy capaz de concentrarme en hacer un post sencillo. Me parece que sufro el síndrome de la hoja en blanco... o más bien, del cursor que parpadea en el monitor delante de mi mientras pongo cara de idiota con la boca entreabierta y los ojos medio cerrados.
No quiero escribir de política, para eso ya hay gente lo bastante preparada y hablar de Obama, de la nueva esperanza que tanta gente tiene puesta en él, no me toca hacerlo a mí.
Del empate del Barça y la derrota del Madrid, tres cuartos de lo mismo.
¡Ah sí! La semana empezó -si no recuerdo mal- con el tema de los anagramas de los nombres de los blogs, es decir, coge el nombre de tu blog, lo metes letra a letra dentro de una coctelera y sacudes con fuerza hasta que sacas combinaciones de diversos sabores. He estado toda la semana pensando en hacer un post al respecto, pero ahora es demasiado tarde y no lo haré -estoy cansado -para variar-, por lo tanto, dejo alguno de los anagramas que se me ocurrieron una vez y ala, ya he escrito por escribir, quizás sin sentido...
Recito un poema del montón.
Oculto, un poema mentiroso.
Tiene un poder mental y común.
Un beso mudo en cielo dormía.
Un trípode oculto me lleva.
(No aconsejo que intentéis descifrar esto, puesto que es la traducción literal del título del blog original y no se corresponde con el título en castellano... lo siento).

martes, 4 de noviembre de 2008

Más lecturas.

Tan pronto como acabé la novela de Linwood Barclay 'No time for goodbye' me puse en contacto con él a través de esta magnífica herramienta que es Internet.
Me respondió unas horas más tarde desde Canadá. ¡Magnífico!
Después de haber hecho mención en el post de las lecturas estivales, he recibido diversas visitas en los blogs buscando este mismo libro con un título que sería: 'Sin una palabra', pero no sé si ya se puede encontrar en librerías. De todos modos, insisto en que es una novela recomendable para pasar buenos ratos enganchado.

Contacté también con los autores de dos novelas más que leí durante el mes de septiembre:

'The promised land' de David Hewson (quien comparte nombre y apellido con Bono de U2)
Bierce, un policía condenado a muerte por el asesinato de esposa e hijo pequeño sucedido veintitrés años atrás, 'escapa' (es liberado) del corredor de la muerte justo antes de morir bajo los efectos de la aguja de una jeringa química. La novela transcurre durante los cuatro días después de su salida de prisión, mientras va atando cabos de todo. Conducido en una ambientación moderna en contraste con lo que el personaje topa ante un mundo que para él se detuvo en el año 1983. Encarcelado porque no recordaba nada del incidente y nunca pudo negar que fuera el asesino, pero tampoco podía demostrar lo contrario.
362 páginas de misterio con personajes diversos y misteriosos como la joven Alice Loong, medio-china, que lo acompaña desde la llegada a su antigua casa. La versión que he encontrado en castellano se titula fielmente: 'La tierra prometida'.

'Before I wake' de Robert J. Wiersema.

Un accidente deja en estado de coma a la pequeña Sherry, de cinco años, hija de un matrimonio que se deshace por momentos. Al principio tuve la tentación de dejarlo para más adelante, no me apetecía un drama, pensé en dejarlo para cuando la tristeza, el frío y las hojas de otoño van de la mano, pero no lo hice -afortunadamente- y me sorprendió felizmente con un giro inesperado entorno a la eterna lucha entre el bien y el mal y el más allá. La narración es casi siempre en primera persona, pero cambia de personaje cada vez de un modo enlazado con acierto.
Excelente debut de este autor que se ha convertido en best-seller de la noche a la mañana. 312 páginas de preguntarme: ¿Y ahora qué? Hasta el final.




Es sensacional el contacto y la inmediatez que puedes obtener a través de la red de redes, hace que los autores sean más próximos a los lectores, al menos éstos con los que he contactado. Les prometí colgar un post dedicado a sus novelas y aquí está.