lunes, 28 de enero de 2008

Nubes de laca

Me crié entre nubes de laca, olor de cera caliente, tinte de pelo, ruido de secadores y espejos bien iluminados.
Mi madre nació peluquera. Pasó la infancia sin tiempo para jugar, ella era la mayor de cinco hermanos y los tenía que cuidar mientras los padres trabajaban. Eran otros tiempos, tiempos en los que una niña subida a una caja de madera, lavaba cabellos y peinaba. La gente de mi generación, de finales de los sesenta y principios de los setenta, tuvimos la vida mucho más fácil que nuestros padres, afortunadamente, las circunstancias políticas y sociales ayudaron a que así fuera.
Ya de pequeño en la peluquería de mi madre, pasaba de brazo en brazo sobre el regazo de las señoras que venían a peinarse. Cuántas veces una de estas señoras, Milagros, me ha dicho que me cambiaba los pañales y me daba el biberón. Mientras tanto, mi madre peinaba y cortaba.
Rodeado de tanta mujer no es de extrañar que aprendiera a hablar con rapidez, no quiero decir que eso sea nada malo, al contrario, la dulzura que desprendían los ojos de las mujeres ante una criatura con ganas de comunicarse y aprender no había hombre que pudiera igualar, mejor señorita que profesor, al menos en aquella época.

Olor suave de perfumes, piel delicada de manos cuidadas, brazos finos y blandos, conversaciones, secretos de salón, las señoras querían cogerme en brazos.
Y mi madre me cantaba:
Con la luz de tu mirar,
has llenado mi vida.
Si me pudieras amar,
mi ilusión sería cumplida.

Y viviría tan contento,
que en mi rostro vería,
la luz del agradecimiento,
y en todo momento te cantaría,

una canción para tus ojos,
que yo mismo te haría,
y una canción para tus ojos,
porque en medio de tanto arrecife,
ellos fueran mi guía...

Rosor, Rosor, luz de mi vida,
Rosor, Rosor, no disipes mi ilusión.

Tan sólo las dos primeras frases de aquella canción bastaban para hacerme sentir feliz.

Yo hablaba como una cotorra, repetía las palabrotas que me enseñaban Carmen, Montse y Vicky, hermanas de Josep Mª Badia, ellas reían y mi madre las reñía.

Aprendí a andar con la ayuda de un bote grande de laca, aferrado a él con las dos manos, me paseaba de un lado a otro de la peluquería haciendo deslizar el bote ante mi.

Cuando otros niños sólo conocían los tebeos, yo repasaba las vidas de personajes de la prensa del corazón, desde la revista Hola a Semana, pasando por Diez Minutos y Pronto. Conocía a la mayoría de aquellos personajes que salían en las fotografías, diría que aprendí a leer con aquellas revistas... Supongo que sufrí tal sobredosis de "tomate" -antes las publicaciones eran más decentes- que ahora no me interesan en absoluto!
Allí aprendí a moverme entre mujeres y a hablar con naturalidad, sin miedo.


domingo, 27 de enero de 2008

Vasectomía

Siempre había querido ser padre, conocer las sensaciones de un progenitor, dando la vida y luchando por los hijos. Fui padre por primera vez a los veintiocho años, uno de tantos sueños cumplido, pero al cabo de casi tres años, tan pronto como supimos que mi mujer volvía a estar embarazada y venía Joel de camino, nos planteamos seriamente el hecho de no tener más hijos.

Con plena capacidad para decidir cual era el proyecto de familia común en nuestras vidas y conscientes que las cosas no vienen siempre rodadas, pactamos de mutuo acuerdo con Penélope que si era necesaria una cesárea para que naciera Joel, aprovecharíamos la ocasión para hacer la llamada ligadura de trompas, por contra, si el niño podía nacer de manera natural, entonces sería yo quien pasara por el quirófano.
En aquel momento estaba convencido que nacería por cesárea de la misma manera que su hermana Ariadna. La comadrona le había dicho a mi mujer que era "estrecha de caderas" -qué cosas, doce años con ella y todavía no me había fijado- con lo que confieso que creía jugar con cierta ventaja, apostaba a caballo ganador, pero me salió el tiro por la culata...

Llegada la hora y teniendo equipo sanitario y quirófano a punto para intervenir, la comadrona nos daba la noticia:

-El niño viene por abajo!

Y yo repliqué confundido:

-Nooo, si no puede ser, si le dijeron que era estrecha de cader... ¿pero, cómo? ¡si ya tenemos a punto la intervención! el ginecól... ¿estás segura que viene por abajo? Si me pinchas no me sacas sangre...

Nuestro querido garbancito sólo pesó 700 gramos menos que su hermana y era tan menudo que salió, ante mi estupefacción... ¡A la primera y disparado!

Siempre he tenido un gran respeto por el sexo femenino -me crié en una peluquería- y también he sido hombre de palabra, por lo tanto, dicho y hecho. Una vez superado el tiempo prudencial que te recomiendan, concerté visita con el urólogo y después de explicarme los pros y los contras del tema, acordamos día y hora para mi intervención, mi vasectomía.

Debía presentarme en la clínica afeitadito, ningún problema pensé, me afeito desde los doce años, pero no era el pelo de la barba lo que les preocupaba!?! De no haber sido impúdica, me hubiera hecho una foto en el baño desnudo con la maquinilla en la mano y haciendo posturitas extrañas con el espejo en el suelo para ver qué coj...nes afeitaba.

Como no me dijeron exactamente cuál era el campo operatorio que necesitaban y yo no soy médico, me lo rasuré todo! Desde entonces, y de eso ya hace unos cuantos años, no he sido capaz de dejar crecer el pelo de ciertas partes. En cuanto empieza a picar, me afeito. No soporto la idea de que alguien me vea rascándome las partes en público ¡Es feo! Ciertas cosas se deben hacer en privado.

Hay demasiados prejuicios con respecto a la vasectomía y todo se debe a que afecta sólo a los hombres. No somos buenos pacientes, no soportamos el dolor como las mujeres, somos unos blandos!?!

Creemos que vamos a perder la virilidad, las ganas y el norte, cuando en realidad, y por experiencia propia, el hecho de no tener que pensar en nada más que en la persona que comparte contigo una de las sensaciones más deliciosas de las que el ser humano puede disfrutar, hace que el grado de liberación y placer se vea multiplicado por mil!

Me dije a mi mismo momentos antes de la intervención:

-Tomaré alguna cosa para tranquilizarme en el bar de delante de la clínica. Pedí un refresco de cola sin pensar, la publicidad funciona.

Éste es el último trago como hombre con posibilidades de perpetuar la especie, medité.

¡Tonterías! ¡Yo ya hice mi trabajo!

Con más nervios encima de los que ya llevaba puestos de casa, me encaminé hacia el quirófano.

El urólogo y yo éramos los únicos representantes masculinos en el quirófano, el resto eran mujeres. Los ojos de las enfermeras eran discretos y agradables. Mi instinto me decía que admiraban mi decisión, al menos así lo quiero creer. Siempre he sido muy reservado y vergonzoso con mi intimidad, pero con los pantalones en los tobillos y mostrando mis partes ante personas desconocidas, consciente y maduro, lo acepté con total normalidad y sin ninguna vergüenza.

-La parte de la anestesia es la más dolorosa -me advirtió el doctor- pero será un momento.

¡Ni que lo digas! Es angustioso pensar que un testículo tuyo está sufriendo el ataque de una aguja.

La anestesia hizo su efecto y la intervención dio comienzo. Tumbado en la mesa de operaciones imaginaba lo que hacían sin sentir ningún dolor. A mi derecha se encontraba todo el equipo médico. Minutos más tarde noté que cosían y pensé: ¡Ya está! ¡Una brizna de felicidad que duró poco, la naturaleza del hombre, así como la de los machos del planeta, por regla general, nos hace poseedores de dos testículos y no de uno, por lo que el equipo médico cambió de lado en un tris y ¡Ala! empieza de nuevo...

Más anestesia, abrir, cortar y coser, como coser y cantar.

El grado de confianza con las enfermeras -ya me habían visto desnudo- hizo que me sintiera tan a gusto que incluso estuve en pie hablando con el doctor y las enfermeras un buen rato, desnudo de cintura para abajo, hasta que me advirtieron que ya no era necesaria la exhibición!

Media hora más tarde volvía a estar en el bar tomándome un cortado, solo que me fue difícil subir al mismo taburete. La sensación más molesta que tienes durante una semana es la misma que te queda después de un golpe en la entrepierna. Hacemos un montón de posturas al día que afectan a las partes, especialmente si las tienes sensibles. Si se te cae alguna cosa y estás sentado, instintivamente para que no llegue al suelo, cierras las piernas y, ¿Qué tenemos entre las piernas? ¡Exacto, eso!

Y te lamentas, pero aguantas porque las molestias van desapareciendo.

A la pregunta de cuándo nos tenemos que volver a ver con el doctor, la respuesta tiene trampa:

-Aproximadamente al cabo de unas veinte eyaculaciones, me dice.

La primera semana no cuenta, no mantendrás relaciones, tampoco estás por la labor.

Hagamos cuentas: Si para eliminar restos de los conductos necesito 20 descargas ¿Cuánto tiempo sería el adecuado para presentarme a la analítica? A razón de una vez por semana estaría poco menos de seis meses, pero ¿No sería eso demasiado tiempo? ¿Y si me presentara al cabo de quince días? Sería una fantasmada, ¿No?

Me preguntaba a mi mismo:


-Toda esta información ¿Será usada para las estadísticas que se publican de vez en cuando en prensa? De esas que hablan de si el 84% de los catalanes mantiene relaciones a razón de una vez a la semana, y bla, bla, bla... que con respecto a la media mundial representa un nivel muy bajo... claro como sólo ahorramos y no gastamos...

Yo me presenté al cabo de un mes y medio convencido de que ello ayudaría a mejorar las estadísticas, todo por la patria, que no digan de los catalanes.

Te sientes bien contigo mismo, una vez has pasado el apuro, no notas la diferencia. Entonces te vendes, empiezas a tirar los tejos y la caña a las amigas de tu mujer, bromeando, como no hay riesgo de quedar embarazada...

Domingos en casa de la yaya

Siempre me han gustado mucho los niños.


En las comidas de pollo asado los domingos en casa de la yaya Rosa, cuando se reunía toda la familia sin excepción, habitualmente hacía de canguro de mis primos o, mejor dicho, de bufón, porque era bastante payaso. Todavía conservo aquel espíritu, supongo que lo heredé del abuelo Joan.
Desde que mi tío Toni dejó de ser el juguete de la casa y le robé el protagonismo familiar, yo era el primer nieto, me crié entre adultos.
Con el tiempo, las cortas tardes de domingo se empezaron a llenar de hermanos y primos pequeños, Marc y Natalia, Albert hijo de la tía Juani y del tío Paco, David y Elisabeth hijos del tío Jaume y de la tía Pepi, MariJose y Oscar de la tía Sussi y el tío José, más adelante Tània y Toni del tío Toni y la tía Rosa, pero con éstos ya fue más tarde y no coincidimos mucho en casa de la yaya.

Jugábamos juntos en el patio mientras los adultos disfrutaban de largas sobremesas, de quinielas de fútbol, tertulias y espesa neblina de humo de tabaco. Yo me sentía importante, cuidaba de todos y la familia así me lo reconocía. Era muy divertido descubrir que un día mi primito David había aprendido a decir una nueva palabra y todos reíamos al oirla, lástima que la palabra era: "putamarica"; que Albert era un angelito con alas de azúcar igual que Oscar; que todas las nietas de la yaya Rosa habían nacido en día trece; que mi hermanita Natalia y la prima MariJose eran tan inseparables como "Zipi y Zape" y Elisabeth, la prima pequeña, quería jugar siempre con ellas... y que yo vivía permanentemente pegado a mi hermano, con quien he pasado, sin duda, las horas más divertidas de mi vida.

Éramos una gran familia, la sangre que corría por nuestras venas era del mismo tipo, así era como yo lo creía, por ello había un vínculo muy especial de avenencia entre nosotros.
Ahora que hace muchísimo tiempo que murió el abuelo, mucho tiempo que derribaron la casa de la yaya, bastante tiempo que murió la yaya... ahora ya sólo nos vemos todos en algún acontecimiento y cuando nos reencontramos, con unos tengo mejores sensaciones que con otros, hay tíos que no vienen siempre, otros ya no están con quien se casaron, hay primos que no conozco de verdad, otros creo que sí, pero en el fondo aún estoy convencido de que la sangre que corre por nuestras venas es del mismo tipo, roja, pero nos hierve de una manera especial.


viernes, 25 de enero de 2008

De los Trols III

Éste es uno de los folletos que había esparcidos en el año 1983 por todo el pueblo. Era la presentación del grupo sobre los escenarios en la villa que los vio crecer. Desde la modesta primera actuación del grupo en casa de Xavi, actuamos en el Colegio Dolors Granés, en una escuela de Sant Celoni llamada Pallarola, o una cosa parecida, en la fiesta de barrio de un pueblo que no recuerdo, pero que había unos sinvergüenzas tirándonos piedrecillas desde una loma que había justo detrás del escenario, en casa de la yaya el día de la comunión de nuestra hermana, hubo otras actuaciones que precisaría ayuda para recordarlas. En especial recuerdo las actuaciones en el Restaurante La Quaranya de la autovia de l'Ametlla. El dueño, Pedro, era amigo de los padres de Ricki, por ello tuvo la santa paciencia de contratarnos varías veces, creo que nos pagaba con la cena. Era bastante curioso, imaginad, ver unos niños de entre doce y catorce años tocando "pachanga" en un restaurante mientras los clientes cenaban e incluso, bailaban...
En aquella época yo era el que "cantaba" del grupo, el hecho que quiero destacar de aquellas noches en el restaurante fue tocando el tema "Every breath you take" de Police, en el punto más alto de la canción, la voz me traicionó, se me escapó el gallo propio de todo niño que madura, en aquel momento quería fundirme, clavar la guitarra en la tarima y abrir un agujero para esconderme, por fortuna mi hermano me salvó saliendo por debajo del teclado y continuó el tema como si nada.

Continué un tiempo cantando, pero después de aquella noche empezamos a pensar en encontrar a alguien que cantara, al menos eso es lo que yo deseaba.






Pequeño inciso en el blog

Si hubiera escrito el diario que siempre he querido escribir, en él habría las realidades absolutas de mi vida, el día a día de una persona ordenada, meticulosa y apasionada, relatado con minuciosidad. Cuando repasas tu vida desde la lejanía en el tiempo y quieres poner sobre el papel, ya sea material o virtual, aquello que has hecho, oído o vivido, la narración puede caer en algún error, en alguna incorrección. Nuestra memoria es selectiva como sabéis, por lo tanto, pido comprensión si lo que relato no se ajusta de manera fidedigna a los hechos.
¿Aunque tal vez podría estar narrando la vida de otro, no?
Cuando me llegue la hora -que sea muy tarde- quiero tener cosas pendientes por hacer, pero no cosas pendientes que decir.
"Doy pinceladas del pasado en un blog presente que espero tenga mucho futuro."




lunes, 21 de enero de 2008

El Collell y nuestro amor particular

Ayer fuimos a Santa María del Collell de excursión con nuestros hijos (todavía no lo conocían), mi hermano, que es ex-alumno también, su mujer y mi sobrino. Nos encontramos a Mossén Prat que, evidentemente, no nos recordaba, pero nos alegró verlo y saber que Mosén Jou está en Les Planes?!? pero que todavía está.
Comimos delante de la iglesia, hay mesas de picnic, subimos a los campos, hice fotos, también jugamos con los niños en la explanada, sólo se podía entrar a los lavabos de abajo y a la iglesia, ¡qué lástima! nos habría gustado poder ver más, pero en cierto modo es comprensible que esté cerrado. Una jornada muy agradable con un día de sol y calorcito que se agradece en esta época. Por la tarde acabamos en Banyoles tomando un café delante del lago y los niños dando pan a los patos.
Podríamos decir que el Collell es el lugar donde empezó todo, el origen de mi relación con la madre de mis hijos, debido a eso, ocupa un lugar muy importante en nuestros corazones. Tanto a Penélope como a mi, cuando vamos al Collell, nos embarga la emoción. Son muchos los días que compartimos en aquel pedazo de mundo. Es una sensación especial recorrer todos aquellos rincones y campos que fueron testigo silencioso de nuestra particular historia de amor.
Todo empezó cuando Penélope y yo cursábamos segundo de lo que entonces era el BUP. Teníamos dieciséis años y hacía una semana que tonteabamos, ella me reía las gracias. Aprovechando que Penélope era amiga de una amiga mía, Kitty -hacíamos el trayecto juntos en el autocar de Barcelona- sin darme ni cuenta, tenía acceso a una de las chicas más guapas y populares del curso.
Yo esperaba el momento oportuno para pedirle para salir, como se dice, pero ella se me adelantó al menos una semana, parecía tener prisa.
Una noche, justo antes de irse, me dio un papelito doblado advirtiéndome de que no debía decir nada a nadie y, sobre todo, que no lo leyera hasta que ella se hubiera marchado (era un colegio internado, pero las chicas iban a dormir a una residencia de monjas a Banyoles cada noche). Con manos temblorosas y confundido por la incertidumbre de la situación, obediente como un monaguillo, le hice caso. Nos despedimos tan sólo con un adiós y alguna sonrisa. Cuando la perdí de vista al final del pasillo me dirigí al comedor, era la hora de cena. Las palabras de ella resonaban en mi cabeza e iba pensando: ¿puede ser algo bueno o puede ser algo malo, quizás no quiere saber nada más de mí o quizás sí? Desplegué cuidadosamente el papelito y escrita dentro había la pregunta del millón: ¿quieres salir conmigo?
Una amplia sonrisa quedó grabada en mi cara, acto seguido intenté disimularlo, pero era muy difícil... Llegué al comedor nervioso y me ubiqué en el lugar de siempre. En pie todos para bendecir la mesa antes de sentarse: "Dios Padre Omnipotente, con vuestra divina palabra, bendecíd esta mesa y a todos nosotros, Amén," (creo que es interesante introducir este detalle). Mientras los demás rezaban, Ricard, "Pitxi", que era del mismo pueblo que Penélope me dijo:
-Es una chica muy rara... Seguidamente, alguien más me soltó:
¿Qué le dirás, que sí o que no?
Supongo que la cara que puse fue suficiente para que empezaran a reírse de mí. Exclamé atónito:
-Pero, si me ha dicho que no lo dijera a nadie... Cómo son las mujeres...

Al día siguiente por la mañana, después de estar toda la noche con la sonrisa en la cara, le respondí que sí, le confesé que tenía previsto pedirselo al cabo de una semana, sin embargo...
Y así fue, ya éramos pareja formal desde las diez de la mañana de aquel viernes 30 de noviembre de 1984, un día en el que lucía un cielo azul intenso y de sol espléndido y radiante...
Nos dimos el primer beso por la tarde, en el distribuidor delante de los lavabos (debajo de las habitaciones de COU letras) momentos antes de separarnos para ir cada uno a su casa. Fue un fin de semana larguísimo. El lunes más deseado de mi vida en el Collell fue el siguiente.
Aquel día marcó nuestras vidas, hubo quien se alegró y alguien que no, pero no me arrepiento de nada. Estoy felizmente casado con la mujer que he amado, amo y amaré siempre, si ella me deja, claro está.
Esta visita al Collell es la segunda desde que terminamos COU. Doy gracias a la persona que permite que los visitantes puedan acceder al lugar en donde Penélope y yo nos besamos por primera vez, porque así podemos besarnos ahora con la misma intensidad y después mirarnos a los ojos, cómplices, con esa sonrisa grabada.
La misma sonrisa que me ha acompañado toda la vida. Todavía ahora la miro y sonrío pensando:
¡Qué afortunado soy!


sábado, 19 de enero de 2008

Residencia Escolar Belloch

Recuerdo el primer día de curso en el Belloch. A la edad de seis años me metieron en un autocar poco antes de las nueve de la mañana para ir al nuevo colegio.

Una cosa que recuerdo de ese día, aparte del trayecto hacia la escuela por carretera en medio de bosques frondosos, es que un niño, Jordi Coromina, me estuvo pidiendo a la hora del recreo que le cediera la portería, yo no quería porque había sido el primero en tocar la portería y el que llegaba primero era el portero. Tras mucha insistencia le cedí el puesto y se puso muy contento.

Allí tenía un buen amigo, Josep Mª Badia, a quién ya conocía de antes, su madre era muy amiga de la mía. Algunas veces íbamos a su casa a jugar a los Madelman, estaba bien, pero a nosotros nos gustaban más los Geyperman.

Recuerdo el día que mejor lo pasé en casa de los Badia, teníamos cuatro años y él tenía un coche a pedales de color blanco y corríamos por todo el comedor alrededor de la mesa. La sensación de libertad al desplazarme conduciendo aquel vehículo hacia donde yo quería era lo que me hacía sentir bien, yo decidía donde quería ir.
La cocina era enorme y tenía una chimenea que le daba lumbre, era el lugar de la casa donde mejor se estaba. También había un piano de pared desafinado en el comedor.


Cuando mi amigo era bebé su padre murió, siempre me ha entristecido el hecho de que no lo llegara a conocer, de todos modos, él era el menor de seis hermanos mucho más mayores.

Yo no me puedo quejar, tuve padre hasta los dieciocho años y, después de unos años de no verlo, mi padre se convirtió en el hermano mayor que nunca tuve.


Volviendo al Belloch diré que fue una buena escuela en un buen entorno y con muy buena gente. Pasé los ocho cursos de rigor con profesores interesantes como Cayetano Rilova, también un matrimonio, el Ferreño y la Nerín, quienes nos hablaron, por primera vez en quinto, de sexo, con la frase resumen del Ferreño contestando:

-Hacer el amor es tan agotador como jugar un partido de fútbol, o más...

La señorita Sussi de Plástica, Serrat, Manolo, Martínez y otros profesores no tan geniales que no citaré como la señora Pueyo y su Mehari verde... ¡Ay! ya lo hice...

Allí había gente a quien todavía veo y mantengo buena relación, otra que no veo nunca y alguien a quien veo y no saludo convencido de que no me recuerda... o eso es lo que pienso yo.

El béisbol

Me marcó el hecho de que con once años, de entre los muchos complejos que tenía, además, lucía pelos en las piernas. Demasiado pronto comparado con mis compañeros, era el único que llevaba pantalón de chándal a la clase de gimnasia, con el señor Anfrons, al final nada, cuatro pelos. Eso creo que ayudó a que me decidiera por el Béisbol, no había que enseñar piernas, el uniforme era largo. Evidentemente la idea de alejarme del atletismo, de otras especialidades y del señor Anfrons me atraía enormemente, además era un deporte que no practicaba mucha gente en este país y las cosas raras y diferentes siempre me han atraído.
Nuestro querido profesor Cayetano Rilova nos enseñó todos los fundamentos, a pesar del señor Anfrons. Después de organizar un Campeonato entre equipos del mismo Belloch -yo pertenecía a los "Quebrantahuesos"- la cosa fue a más y se crearon dos equipos para competir con otras escuelas y equipos, uno de mayores y otro de pequeños. A Roger L. por bueno y a mí por grandullón nos tocó ir con los mayores. Tengo una foto de curso -si la encuentro, la cuelgo y no es amenaza- donde están nuestros compañeros uniformados de amarillo entre el grupo de la clase y nosotros dos con el uniforme rojo.

Siempre me llamaban el "Manta" porque los sábados por la mañana teníamos partido y me costaba despertarme, estaba creciendo y me pesaba todo. Jugaba de catcher agachado detrás del bateador, por ese motivo era el que más cosas encima llevaba puestas de todo el equipo: protecciones en las piernas, peto, máscara, a veces la coquillera... y además, cada bola que lanzaba el pitcher, Jordi P. o Johnny, yo tenía que levantarme para devolversela, pasaba toda la mañana del sábado ahora me agacho, ahora me levanto, es normal que me costara ¿no? Recuerdo a Jaume F. de primera base (he colgado una foto del Rey Gaspar de este año porque pienso que se parece bastante ¿no?), Jordi S., un primo lejano mío, buena gente, no es justo nombrar a la gente, seguro que me falta gente debido a la memoria.
No se nos dio nada mal, ya me corregiréis si me equivoco, pero fueron cuatro Campeonatos de Cataluña y después de ser descalificados no sé porqué en un Campeonato de España, ganamos a los Campeones en un partido de exhibición en Pamplona. A los doce años fuimos a jugar a Mallorca un partido de exhibición con la Selección. Luís Vega, entrenador traído por Cayetano para hacerse cargo del equipo ¡qué personaje! me decía: -¡Zerhio, vaaamo!
Fueron unos años espléndidos los del Béisbol hasta que se acabó el octavo curso y se creó un equipo en Mollet, ya que el Belloch no podía acogernos más. Carlos, entrenador argentino, hizo una mezcla de gente del Belloch con gente de Mollet, ya no era lo mismo, éramos los New-Boys con uniforme naranja. Tenía que tomar el tren los domingos por la mañana temprano para ir a jugar, coincidió con el cambio de escuela, también que empezaba a fumar en el Collell y a llevar una vida menos sana, la adolescencia, ya se sabe... Lo dejé, perdí el interés y allá quedó el guante de catcher y no lo he vuelto a ver nunca más.

viernes, 18 de enero de 2008

Rachel Corrie (1979-2003)

La historia de Rachel es conmovedora:
Era estudiante de la Universidad de Olympia (Washington) y pertenecía al movimiento por la justicia y la paz. Había organizado iniciativas a raíz del aniversario del 11-S, en memoria de las víctimas del desastre y de la guerra en Afghanistan. Fue en 2003 que decidió pasar de la teoría a la práctica, y se marchó a Israel, donde se había adscrito al grupo palestino Movimiento Internacional de la Solidaridad. Con esta Asociación participaba en acciones para bloquear las excavadoras israelíes que intentaban abatir las casas de los kamikazes y de sus familiares, en los territorios palestinos. El 15 de marzo, en una acción en Rafah, en la frontera de Gaza, Rachel se encontraba ante una excavadora intentando oponerse a las demoliciones, pero la excavadora no se detuvo, la atropelló. Nada se pudo hacer para salvarle la vida...




Rachel Corrie, con tan sólo 23 años perdió la vida defendiendo sus convicciones. Tenía toda la vida por delante, pero quería cambiar el mundo.

In Memoriam.

(No publico las fotos de la excavadora, son de una crudeza terrible)



Octavio Ocampo, artista mejicano.





He recibido una presentación con una muestra de obras de un artista mejicano que se llama Octavio Ocampo, cuelgo unas imágenes aquí a modo de testimonio y para ayudar a difundir su obra. Podréis apreciar cómo este personaje da diferentes perspectivas e interpretaciones a sus obras.


miércoles, 16 de enero de 2008

Del Collell mare i reginaaaa...

Pasé cinco años de mi vida en el Collell, de hecho fui para volver a disfrutar del hecho de hacer el octavo curso, ya que con una vez me supo a poco y no había cubierto mis expectativas. El caso es que a una semana de empezar las clases, yo no tenía colegio donde ir, fue entonces que mi madre habló con la madre de Pablo Canas, viejo conocido del antiguo colegio Belloch, y nos mandaron al Collell donde ellos llevarían también a su hermano, Marquitos, el último año en el Belloch nos habíamos hecho muy amigos y también me dijeron que iría Johnny, compañero también del Belloch.
Acompañado de mi padre, fuimos a visitar el colegio. Teníamos que hablar con el director, Mn. Jaume Reixach. En el momento en que bajé del coche y vi aquel edificio majestuoso, me acongojé literalmente, la entrada, el patio interior, las escaleras, el Sagrado Corazón, el despacho de Mn. Jaume... Esperábamos ver a un cura anciano en sotana y apareció él con tejanos, zapatillas deportivas, polo, fumando tabaco rubio y, eso sí, las gafas de culo de botella. (Foto).







Del acongojo pasé a la tranquilidad, aunque me presentaba con un currículum que decía que tenía que "mejorar" en "Mates" y en... Religión! Difícil tarea la de entrar a un colegio diocesano con un bagaje así, pero me aceptaron y pasé a formar parte de la gran familia del Collell.

Me pasó casi de todo. Era un colegio internado de cerca de Banyoles, donde llegábamos los lunes por la mañana y nos marchábamos los viernes por la tarde.
Delegado de curso el primer año por votación popular, con catorce años ya medía metro ochenta y un cuarenta y cinco de pie. Intervine en un conflicto con el "Schwepping"(profesor de francés con un parecido asombroso al del anuncio de la tónica) y un alumno que lo quería zurrar. El mismo alumno que al mismo tiempo fue protagonista y objetivo de un lanzamiento de cuchillo -de untar mantequilla- en el comedor por increpar a otro alumno, yo estaba justo a su lado y vi venir el cuchillo hacia nosotros. No hubo ningún herido que lamentar, no hizo diana.
Aparte de este incidente, poca cosa del tipo "trapero".

Cuando me dejaban, tocaba la guitarra en la habitación de "Pere de la pinza" y el apreciado Jaume Tarradas, Tamma para nosotros (R.I.P.). Allí empecé a fumar el primer cigarrillo a escondidas detrás de la iglesia, en el lavabo o en los campos, los que llevábamos bata no podíamos fumar, imagináis cómo eran las batas para nosotros -después de tres años de no llevar bata en el antiguo colegio, volví a lucirla un año- sólo se podía fumar a partir de 1º de BUP.
Recuerdo la música que ponían para despertarnos antes de que sonara el timbre; las habitaciones al principio llenas de literas y, curso a curso, mejorabas, ibas reduciendo inquilinos hasta llegar a los últimos cursos, donde tenías una habitación para ti solo; los desayunos, comidas y cenas compartidas con compañeros; los campos de deportes, rodeados de naturaleza; el cine de los miércoles por la noche, cuando acababa la película al principio tenías que subir cuatro o cinco pisos para llegar a la cama y si te habías dormido, como la mayoría, se hacía eterna la escalada hacia la habitación; todas las partidas de futbolín del bar (el memo) y también las partidas de dados; viendo el París-Dakar con Martí en la tele; que yo te doy el croissant del viernes y que tu me das el donut del martes, verdad Lela?; las parejas que iban a buscar setas al bosque; Lluís Llach; el despacho de Mn. Jaume y sus discos; los sorrus; el Ping Pong; las escapadas de fiesta a Girona con el mini (foto); Dire Straits y el amigo Jordi Thomas...(R.I.P.), ahora lo dejo aquí, me he emocionado, el otro día tuve que esconder mis lágrimas delante de mis hijos mientras escuchábamos "Tunnel of love" recordando a Jordi...
Podría relatar tantas cosas que daría para hacer un libro de anécdotas.
De momento con esto creo que cubro una pequeña cuota del Collell en el blog ¿no es cierto?
Salud para todos y un abrazo. Prometo seguir...



lunes, 14 de enero de 2008

El abuelo Joan

Tal día como hoy, hace unos veinticinco años, viví por primera vez en mi vida la muerte de cerca. Hasta entonces había tenido la suerte de vivir y no pensar en la muerte, pero aquel viernes 14 de enero, mucho antes de que sonara el timbre que nos despertaba cada mañana, yo ya estaba despierto tumbado en la litera de la habitación que compartía con unos once niños más en la escuela-internado Santa María del Collell, donde se rodó "Soldados de Salamina". No era habitual que me despertara temprano, normalmente apuraba el tiempo dentro de la cama hasta el límite, pero aquella mañana no.

Tuve una sensación extraña durante todo el día. Al llegar al pueblo y bajar del autocar, me estaba esperando mi hermano con la cara compungida:
-¿Qué haces aquí? le solté y él me respondió con los ojos llorosos de un niño de doce años:
-El abuelo Joan ha muerto...
Sin decir nada más echamos a correr hacia la casa de los abuelos y allí estaba todo el mundo, allí se vivía un drama...
El abuelo era joven, tan sólo 63 años. Era divertido, hacía muecas y tonterías, nos hacía reír y lo queríamos mucho, aunque también tenía su carácter, y fuerte.
Una vez con seis o siete años, yo había aprendido a escupir viendo a los mayores en la escuela y recuerdo que estaba en el patio de su casa y el abuelo me dijo que hiciera algo que no recuerdo, yo, enfadado con el abuelo, me preparé para escupirlo y antes que saliera nada de mis labios, ya tenía la marca de sus enormes dedos en la mejilla y me silbaba el oído.
Aprendí mucho de aquella experiencia, nunca he escupido nadie.
El mismo día del entierro me prometí que dedicaría unos minutos cada noche a pensar en él sobretodo las noches de Sant Joan, abrazado a mi hermano, recordándolo al mirar las estrellas. Así lo hicimos siempre y todavía ahora por Sant Joan, cuando veo fuegos artificiales en el cielo con todo su colorido, pienso que si el abuelo está allá arriba se lo debe estar pasando muy bien.



domingo, 13 de enero de 2008

Día de Sant Hilari

Hoy es el día de Sant Hilari, es una gran fiesta popular que ofrece la posibilidad de disfrutar de un día al aire libre en la ermita de Sant Hilari situada a unos tres kilómetros de mi pueblo, dónde también hay una masía rodeada de campos de cultivo y bosques, la gente del pueblo sube andando en peregrinación a la ermita para hacer carne a la brasa, sentarse a la mesa con amigos, bailar sardanas y disfrutar de juegos con los niños, hay también panecillos bendecidos y cuando cae la tarde representantes de la Comisión de la fiesta de Sant Hilari pasan el platillo para recoger la voluntad. Imaginad un día de agosto en cualquier ciudad del interior... ¿desierta no? pues así queda el pueblo por Sant Hilari.























Me hace pensar en el chiste del tendero que estaba agonizando en la cama y pregunta:
¿Ha venido Joanet?
el hijo responde: -sí, padre, estoy aquí.
¿y Marta? -sí, padre, también estoy aquí.
¿Vuestra madre está aquí con vosotros también? - Sí amor mío, estoy contigo.
El tendero se exalta y exclama en el último suspiro:
-Pues si todos estáis aquí, quien narices está en la tienda?!

sábado, 12 de enero de 2008

Los hermanos

Hace doce días que empecé esta aventura y estoy muy animado añadiendo cosas, ya tengo bastante facilidad para animarme en ciertas cosas, mi hermano puede confirmarlo. De pequeños no parábamos, es más, no lo dejaba descansar, si no era para jugar al fútbol, era para el ping pong, si no los Geyper Man, si no el Escalèxtric...
¡siempre tenía que hacer alguna cosa!


Con nuestra hermana era diferente, era pequeña, menudita y nosotros teníamos poca paciencia con ella, mi madre nos obligaba a llevarla a jugar con nosotros.
Recuerdo un día que nos la llevamos a jugar al "patio de la abuela" -un descampado con casa en ruinas incluida que había justo detrás del edificio donde vivíamos- enseguida se cansó, tenía unos cuatro años e iba vestida con la camiseta del Barça. Tan pronto como ella se distraía, nosotros echábamos a correr para que no nos viera y nos perseguía llorando.


Siempre he tenido aquella imagen y su llanto clavado en el corazón, no era yo quien huía y la hacía llorar, era otro.
Yo soy buena persona, estoy convencido de mi bondad, quizás por eso, me arrepiento de todo corazón del mal que haya podido hacer a las personas que quiero.


viernes, 11 de enero de 2008

De los Trols II

Cansados de hacer el tonto en la ventana y que las monjas del convento de delante advirtieran a mi madre que teníamos la música un pelín alta, dejamos los playbacks para hacer nuestra propia música.
Necesitábamos un nombre y aquella semana Ricki había traído un disco sencillo del grupo "The New Trolls", creo que había unos dibujos animados donde salían unos bichos horripilantes llamados Trolls, nos quedamos con éste último: Los Trolls. Más adelante eliminamos una ele y se quedó con Trols.

Después de montar en la habitación un bidón de detergente más dos bidones industriales encima de unas sillitas plegables de camping, teníamos dos guitarras y un bajo (guitarra mutilada), necesitábamos que mi hermano sonara, pues era lo que faltaba. En un viaje de nuestros padres a las Islas Canarias le compraron un Casio monofónico de unos 35 cm. de largo -el de la canción "Da, da, da"- y ya con eso teníamos el grupo al completo. Necesitábamos repertorio y así empezamos a tocar temas como "La casa del sol naciente", "Black is black", todo ello bajo la influencia de mi padre y sus gustos musicales. Cuando ya no podíamos ensayar más en la habitación porque los vecinos de abajo se quejaban de los golpes de baqueta a los bidones, ensayamos en la azotea del edificio y en el garaje comunitario.



Tiempo después, supongo que por el follón que había en el garaje, no sé como, convencimos a mi abuela para que nos dejara ensayar en una vieja pocilga de su casa, supongo que mi madre pensó que era mejor tenernos recogidos y encerraditos en el "local de ensayo" que no jugando en la calle. En el primer local de ensayo Ricki estrenó por Reyes: ¡un "charles" de batería de verdad! (el charleston son dos platos insertados en una varilla de manera horizontal y opuestos entre ellos que son activados por el batería con el pie, aparte de acompañar con la baqueta). Los guitarristas para poder amplificar el sonido, nos proveímos de unas pastillas amplificadoras de sonido conectadas a un radio casete, ya que con el ruido de la batería era difícil rascar más fuerte. Tocábamos temas de "pachanga" como "Frenesí", "Camarera", "Qué voy a hacer", etc. Incluso hicimos una actuación en riguroso directo en la fiesta de cumpleaños de Xavi: en su comedor y delante de niños y niñas de nuestra edad.
De los ensayos en la antigua pocilga nos trasladamos a otra más alejada de la casa cuando ya pasamos al bajo y guitarras eléctricas y el primer piano decente de mi hermano. Con la ayuda de mi padre insonorizamos el local con placas de "porexpan" y quedó muy guapo. Allí entró a formar parte del grupo un cantante, Carlos, quien aportó una gran dosis de humor al grupo.

Fotos del concierto en Can Torruella-Antic Mercat, 9 junio '83: Arriba izquierda: Xavi, Marc y un poco de Ricki; derecha: Edu a la guitarra y Micki de público fiel y seguidor; En medio: casi todos; abajo izquierda: Carlos cantante con Xavi detrás y a la derecha yo mismo a la guitarra.



Los Trols

Con el tiempo y aquella pasión por la música, nos veríamos todos enganchados al programa "Aplauso".

Mi hermano Marc, Edu, el vecino de abajo a quien su madre le enseñó también a tocar la guitarra, Ricki, nieto de los otros vecinos de bajo, Xavi, vecino de la calle y yo mismo seguíamos este programa los sábados por la tarde y veíamos las actuaciones de personajes como Leiff Garret, Pedro Marín, Iván, etc. Luego, con la fiebre musical en la cabeza, íbamos a la habitación y escuchábamos discos de Beatles, Queen, Electric Light Orchestra, mientras Edu y yo con nuestras guitarras, fingíamos tocar, hacíamos playback.


Ricki era el proveedor oficial de música del grupo, cada semana traía discos nuevos que le prestaban sus padres o que le compraban, era la sorpresa. Venía al pueblo cada fin de semana, llegaba los sábados a eso de las ocho de la mañana y, dado que en casa mi madre tenía instalada la peluquería, él se escurría por la puerta entre las señoras -había muchísimas, se adentraba en la oscuridad de nuestra habitación y nos despertaba a mi hermano y a mí.


Pasaba todo el fin de semana con nosotros, bueno en casa de sus abuelos. En el edificio éramos cuatro vecinos, una gran familia. Ricki era como un hermano más. Al poco tiempo, Xavi trajo su guitarra, pero como todavía no sabía tocar, desmontamos las dos cuerdas finas y se convirtió en el bajista del grupo. Ricki puso unos cojines repartidos a modo de batería y empezó a atizarlos al ritmo de la música con un par de lápices. A mi hermano, dos años menor, le pusimos dos enciclopedias de la colección "Dolça Catalunya" a modo de órgano de tres pisos y ¡venga! a simular que tocamos.


Estábamos impregnados de música, de todo tipo, beneficiosa y maligna, pero música al fin y al cabo. Con el tiempo, quizás días, empezamos a sentir la necesidad de mostrar al mundo nuestro "arte". Abrimos la ventana de la habitación de par en par, en un segundo piso, volumen a todo trapo y la música de un disco "jazzero", el tema "Topsey, part II" instrumental que empezaba con unos toques de timbal y nosotros sacando los mástiles de las guitarras por la ventana para hacer playback convencidos que los peatones se lo creían.


Recuerdo también uno de los temas estrella: "Surfer Girl" de los Beach Boys, que "cantábamos" cerca de la ventana. (Foto)



jueves, 10 de enero de 2008

La música, parte de mi mundo.

Mi padre me enseñó a tocar la guitarra cuando yo tenía siete años.
A partir de aquel momento que empecé a escuchar música a diario encerrado en un pequeño almacén guardarropa que mi madre tenía en la peluquería del piso, dónde había un equipo de música y montones de discos de vinilo.
Cada día me levantaba temprano, me sumergía en el almacén mientras todo el mundo dormía y me ponía unos auriculares enormes como los que lucía la Dama de Elche. Del silencio más absoluto brotaban notas de diferentes temas. Recuerdo el disco de un tal Basilio, del que aprendí todas las letras de memoria. Bandas sonoras, música diversa y sobre todo de los Beatles, teníamos el disco doble "Love Songs", aprendí a cantar todas las canciones, mi oído se acostumbró a la fonética inglesa, poco a poco repetía las letras y aprendía a pronunciar palabras de las que no tenía ni idea de su significado.
Fue allí, en el pequeño almacén, que un día, a los nueve años, quedé petrificado. Puse un disco al azar y escuchando uno de los temas en francés -en aquel tiempo ya estudiaba francés- una mujer decía: "Je t'aime..." y entonces un hombre le contestaba: "moi non plus...", iban repitiendo las frases con diferentes entonaciones, yo esperaba más voz, más letra, pero al rato empezaban a gemir y gemir cada vez más alto y más rápido, yo iba bajando el volumen progresivamente, no quería ser descubierto allí encerrado escuchando aquella música que parecía prohibida. No sé qué había en aquella canción, pero cada vez que la escuchaba sentía mariposas en el estómago y un poco de angustia. No sabía qué era, pero la ponía a menudo.


lunes, 7 de enero de 2008

Renfe Cercanías

Utilicé el servicio de renfe cercanías a lo largo de dos años de mi vida para ir a estudiar a Barcelona (años ‘92 -‘94), un día se sento a mi lado una encuestadora de renfe y flipó, la única queja era que hacía poco que estrenaban los nuevos trenes y los asientos eran muy duros, aún me duele el culo de la primera vez que me dejé caer en un asiento de aquellos, yo echaba de menos aquellos sofás antiguos blandos de color grana que invitaban a dormir al compás del chaca-chá del tren.


La pregunta del millón para muchos catalanes: ¿Funcionará? En estos tiempos de conflictos con cercanías renfe y todo el tema de los socavones del AVE, me pregunto: -¿Para qué sirven las piedras que hay en las vías por todas las líneas de tren? Reflexionemos, es una cuestión que ya me planteaba cuando tomaba el tren para ir a discotecas de pueblos vecinos a los dieciséis o diecisiete años, qué tiempos aquellos...



Rebajas y "Resubes"

Comienzan las rebajas en las tiendas y las “resubes” en los servicios, IPC, combustibles, gas, luz, teléfonos, etc. Es caótico, tengo una sensación de ahogo sólo de oir hablar de esto. Puede que haya una explicación razonable a los incrementos, lo que no es tan comprensible es que en los bolsillos tengamos el mismo dinero que antes, perdón, menos.
Voy de culo si un día, bien por despiste o bien porque me han vaciado la cartera, llevo tan solo 15 euros encima, estoy jodido, con 2.500 pelas encima!




domingo, 6 de enero de 2008

Día de Reyes.

En declaraciones a Rac1, emisora de radio que me acompaña a menudo, Su Alteza Real Baltasar comenta el caso que más le ha sorprendido, un niño le ha pedido que le deje en casa esta noche caramelos, tan sólo eso.

Pienso: -¿quién podría desear caramelos más que juguetes? Probablemente el hijo de un dentista...


Respecto a la tradición catalana del Tió, en la que los niños atizan un leño hasta que caga regalos, en casa tenemos una tradición propia. En los tiempos que corren, creo que no está bien educar a los niños a atizar con un palo una cepa y que, encima, esta cepa cague regalos agradecida por los golpes recibidos.
Éste es el Leño de casa hecho el año 1998 y pintado de verde.

Antiguamente el Tió era el tronco de leña que se quemaba en el hogar de la cocina y los regalos que proporcionaba eran luz y calor, también ofrecía a los de la casa golosinas, figuras del pesebre y algún juguete sencillo para los más pequeños, así como comida y bebida para la mesa en Navidad y Sant Esteve, como turrones, cava, higos secos, etc. Para indicar que ya no quiere cagar nada más, caga una sardina salada, un ajo, una cebolla, o se mea en el suelo.

En casa atiborramos bien al Tió, básicamente de fruta y galletas, los días previos al 24 de diciembre, le ponemos en un cesto tanta comida que mientras la familia duerme hace la gran cagada y los niños al levantarse por la mañana encuentran el Tió rodeado de juguetes. Alguna vez ha cagado algún día extra, pero por regla general, cuando aparece un rollo de papel higiénico en su culo significa que tenemos que esperar un año más a que vuelva a cagar. Este año como siempre pediré a los Reyes tres cosas: mantener buena salud, mucho amor y que no falte el trabajo...



viernes, 4 de enero de 2008

¿Quién soy, qué soy?



Desde que empecé a tener uso de razón, no sabría decir a qué edad, cada vez que me encontraba solo, generalmente en el lavabo, me miraba la mano izquierda (no penséis mal) y pensaba: soy carne y huesos, soy un ser vivo, vivo este momento y no otro, quizás podría haber nacido en otra época, pero no, sea quien sea quien mueve nuestros hilos de marioneta, ha escogido que yo naciera en este tiempo y en este lugar, ya sea Naturaleza, Fuerza extraña, Dios o lo que más nos convenga a cada uno.
Mi convicción es que el día que muera, naceré en otro cuerpo, seré otra persona, viviré una nueva vida en otro lugar, quizás en otro tiempo, presente, futuro o quien sabe si quizás pasado.
Hablo con el sol y con la luna, hablo con el mar y las estrellas, también a veces con algún viejo árbol, quien sabe, quizás hablo sin saberlo con quien mueve los títeres. Pienso que por todo eso no tengo ningún problema en hablar de la muerte, pero tampoco lo tengo al hablar de la vida que como diría Montes: "-La vida puede ser maravilloooosa"!.



miércoles, 2 de enero de 2008

Yo nací desnudo.

De bebé en el regazo de mi madre.

Yo nací desnudo, como la mayoría, y con tres vueltas de cordón al cuello. "Te salvó la vida el Dr. Armengol, fue quien te trajo al mundo", me ha dicho siempre mi madre, "saliste morado y medio muerto" ¿de qué me suena esto? ¿quizás de alguna fiesta?

Qué criatura más preciosa es mi madre, siempre se ha preocupado mucho de mí, de mis hermanos, de todo el mundo, siempre al pie del cañón. Cuando yo era bebé, ella me escondía de las miradas inquisidoras de la gente, me decía:
-Ahora vendrá a verte una amiga mía, por favor cariño no te pongas bizco y !esconde las orejas!
Tan sólo tenía cuatro meses ¿qué podía decir?

Por las noches, mientras dormía, tenía el hábito de doblar la oreja hacia adelante y contra la almohada, al darse cuenta de ello, mi madre me ponía esparadrapo en las orejas para que no lo hiciera.
Con los años mi complejo de orejas salidas fue desapareciendo a medida que mi cabeza iba creciendo. Ahora se me ven unas orejas pequeñas que, con bastante esfuerzo, aguantan las gafas.
Según mi madre, antiguamente se decía que si el primer hijo nacía con el cordón liado al cuello, la madre tendría tantos hijos como vueltas de cordón tuviera el primogénito.
Conmigo acertaron.


martes, 1 de enero de 2008

Adiós 2007 ¡Bienvenido 2008!

Ha sido un "annus horribilis" en muchos aspectos -que no tiene nada que ver con sufrir almorranas... o quizás sí- pero en otros ha sido un buen año el 2007.
He cerrado un negocio a finales de octubre que sólo tenía cuatro años y medio y es una gran pena.
¡Ah! La foto es del Montseny, no pude resistir la tentación, pasaba a menudo por esta carretera hacia Sant Antoni de Vilamajor.
Confío en que saldremos adelante del estado crítico actual más por convencimiento que por capacidad. Deseo que este nuevo año venga cargado de alegría, trabajo y buen rollo. Pienso que el hecho de haber visto morir una empresa a finales de año ayuda mucho a estar bajo de forma y a usar el adjetivo horribilis para el annus -suena un poco mal ¿no?

Por lo tanto alegrémonos que se haya acabado el 2007 y afrontemos con esperanza el 2008. ¡Abrámonos de par en par al recien llegado y deseémonos salud y pelas!



El Autor del Blog

Me presento: Soy catalán, me acerco a los 40, felizmente casado, padre de familia y del tipo pesimista u optimista bien informado.
Estoy haciendo realidad un buen propósito de fin de año para 2008: crear un blog.
Todos empezamos el año con buenos propósitos guardados en el bolsillo del pijama. En cuanto vamos a desayunar ya hemos dejado unos cuantos olvidados. Pasa el día y cuando llega la noche, justo después de comer, ya ni nos acordamos de la mitad. De noche merendamos y nos vamos a dormir que es demasiado tarde para tonterías. El día siguiente es más crítico, sin espesura ni resaca eres incapaz de recordar los buenos propósitos planteados.
Hoy, primer día del año, me he levantado a las diez y media, me he tomado una infusión para poner el cuerpo en su sitio -se ve que no estaba- y después he vuelto a la cama, pero no he podido dormir más. Como mi esposa y los niños estaban fritos me he dicho:
¡qué caray! Voy a empezar el blog.
Ahora se van levantando, primero Joel, de siete años, después Ariadna, de once y por fin Penélope, la mujer de mi vida. Familia entera despierta, todo un récord, son las 14.00h. Vamos a desayunar Donuts con Nocilla y vaso de leche con Nesquik, sano, muy sano -disculpad la publicidad.
¿Curiosamente después de desayunar he continuado con este buen propósito, no será que me estoy haciendo viejo?

¿Y por qué mi pequeño mundo?
Pues no estoy seguro. Quizás reminiscencias del tema "País Petit" de Llach, no lo sé.
Se supone que uno debe tener un alto concepto de sí mismo y del mundo que lo rodea, pero en realidad no somos nada comparado con el resto del universo.
Como Eduard Punset dice: "...somos la última gota de la última ola del inmenso océano..." o alguna cosa parecida.
Dicen que la prueba irrefutable que hay vida inteligente fuera de nuestro planeta es que nunca han venido a visitarnos.
La Historia que siempre me ha interesado es la que me rodea, el día a día. Reconozco que fui pésimo estudiante de Historia, me aburría muchísimo, sentía pereza. Por suerte superé aquel tedio de la Historia y me he visto apasionado con lecturas de textos como Los Pilares de la Tierra, La Catedral del Mar y de otros, claro que no son exactamente Historia estos textos, de acuerdo, pero como tienen cierta dosis de tomate a la mayoría nos gusta, sobre todo con pan.