domingo, 6 de enero de 2008

Día de Reyes.

En declaraciones a Rac1, emisora de radio que me acompaña a menudo, Su Alteza Real Baltasar comenta el caso que más le ha sorprendido, un niño le ha pedido que le deje en casa esta noche caramelos, tan sólo eso.

Pienso: -¿quién podría desear caramelos más que juguetes? Probablemente el hijo de un dentista...


Respecto a la tradición catalana del Tió, en la que los niños atizan un leño hasta que caga regalos, en casa tenemos una tradición propia. En los tiempos que corren, creo que no está bien educar a los niños a atizar con un palo una cepa y que, encima, esta cepa cague regalos agradecida por los golpes recibidos.
Éste es el Leño de casa hecho el año 1998 y pintado de verde.

Antiguamente el Tió era el tronco de leña que se quemaba en el hogar de la cocina y los regalos que proporcionaba eran luz y calor, también ofrecía a los de la casa golosinas, figuras del pesebre y algún juguete sencillo para los más pequeños, así como comida y bebida para la mesa en Navidad y Sant Esteve, como turrones, cava, higos secos, etc. Para indicar que ya no quiere cagar nada más, caga una sardina salada, un ajo, una cebolla, o se mea en el suelo.

En casa atiborramos bien al Tió, básicamente de fruta y galletas, los días previos al 24 de diciembre, le ponemos en un cesto tanta comida que mientras la familia duerme hace la gran cagada y los niños al levantarse por la mañana encuentran el Tió rodeado de juguetes. Alguna vez ha cagado algún día extra, pero por regla general, cuando aparece un rollo de papel higiénico en su culo significa que tenemos que esperar un año más a que vuelva a cagar. Este año como siempre pediré a los Reyes tres cosas: mantener buena salud, mucho amor y que no falte el trabajo...



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