miércoles, 2 de enero de 2008

Yo nací desnudo.

De bebé en el regazo de mi madre.

Yo nací desnudo, como la mayoría, y con tres vueltas de cordón al cuello. "Te salvó la vida el Dr. Armengol, fue quien te trajo al mundo", me ha dicho siempre mi madre, "saliste morado y medio muerto" ¿de qué me suena esto? ¿quizás de alguna fiesta?

Qué criatura más preciosa es mi madre, siempre se ha preocupado mucho de mí, de mis hermanos, de todo el mundo, siempre al pie del cañón. Cuando yo era bebé, ella me escondía de las miradas inquisidoras de la gente, me decía:
-Ahora vendrá a verte una amiga mía, por favor cariño no te pongas bizco y !esconde las orejas!
Tan sólo tenía cuatro meses ¿qué podía decir?

Por las noches, mientras dormía, tenía el hábito de doblar la oreja hacia adelante y contra la almohada, al darse cuenta de ello, mi madre me ponía esparadrapo en las orejas para que no lo hiciera.
Con los años mi complejo de orejas salidas fue desapareciendo a medida que mi cabeza iba creciendo. Ahora se me ven unas orejas pequeñas que, con bastante esfuerzo, aguantan las gafas.
Según mi madre, antiguamente se decía que si el primer hijo nacía con el cordón liado al cuello, la madre tendría tantos hijos como vueltas de cordón tuviera el primogénito.
Conmigo acertaron.


No hay comentarios: