martes, 19 de febrero de 2008

Servicio Militar

Para no excederme en este escrito, he decidido resumir todas mis anécdotas de la mili en una sola palabra:
-Nohicelamili!!!
La semana del sorteo de quintos nos pilló haciendo COU en el Collell. Sorteaban destino para ir al servicio militar obligatorio. Mi madre ya se había preocupado de contactar con un pariente lejano militar de Zaragoza que tenía ciertas influencias y me ayudaría a pasar el mal trago, como ya había hecho con algún pariente. El sorteo se celebraba un martes y el miércoles por la mañana alguien trajo el diario Punt de Girona con los resultados. Con gran desconcierto cada uno miraba dónde le había tocado. El diario iba de mano en mano hasta que llegó a mí.
Según aquel maldito listado y por mi maldita fecha de nacimiento, me tocó Alcalá de Henares, Madrid. Qué maldita desilusión. Lo maldije todo, mi maldita suerte, los malditos huesos del maldito militar que sacó la maldita bolita en aquel maldito sorteo -si es que lo hacían con bolas.
Si el maldito destino caprichoso me tenía reservada aquella maldición, era lo que tocaba, tenía que aceptar la maldita mili. No había pedido prórroga ¿porqué debería pedirla si lo que yo quería era trabajar y ganar dinero?
Pasé el día preocupado, el siguiente bajo de moral, deprimido y el viernes entero maldiciendo mi suerte. Estaba hundido, no entendía que hubiera gente como yo que no quería hacer a la mili, y en cambio había quien lo deseaba enormemente, como Vila, que le tocó excedente y quería ir de voluntario a la Legión!?!

También hubo algunos que pidieron prórroga y les hubiera tocado excedente del contingente, es decir, que se hubieran librado de ir gracias al boom de natalidad de nuestra quinta. Qué injusta es la vida, pensábamos.
Nunca llamabas a la familia des de el Collell, excepto en raras ocasiones y aquello no era nada excepcional, tampoco recibías llamadas, no era un hotel. Vivíamos aislados del mundo exterior hasta que llegábamos a casa los viernes por la tarde.
Aquel viernes llegué en Mini a casa, la casa rosa la llamábamos -sobra decir porqué.
Kira, nuestra perrita cariñosa y juguetona, me recibe muy contenta cómo siempre meneando la cola y ladrando, yo no estoy tan contento, me siento más bien malhumorado. Después de dejarla dentro de casa, entro el coche y aparco en el jardín, en mi sitio. Saco del pequeño maletero la pesada bolsa con toda la ropa sucia de la semana y me dirijo a casa. Una vez dentro, Kira quiere salir a ladrar a la gente que pasa por delante, la abro. Dejo la bolsa de ropa sucia no sé donde, en algún lugar y subo las escaleras que conducen a mi habitación, agotado y deprimido, dispuesto a tumbarme en la cama y dormir.
Al abrir la puerta, el sol de tarde que entra por la ventana ilumina la habitación y descubro que alguien ha convertido mi habitación en ¡Un parque infantil!
Globos de todos colores inundan mi habitación, mi cama, mi mesa, algunos globos metidos en calzoncillos míos y otros pintados simulando caretas, incluso hay una pancarta que reza alguna cosa que no puedo ni descifrar del impacto visual recibido, echo la cabeza hacia atrás y las cejas caen sobre mis ojos, entonces pienso:
¿Porqué? ¿Cómo puede ser que se alegren tanto de que tenga que ir a la mili? ¿De veras soy tanta molestia? No diré que flipé, porque era una palabra que todavía no se utilizaba, creo, pero sí que aluciné.
El teléfono estaba en un mueblecito rinconero en el distribuidor de abajo, justo al bajar las escaleras. Me abalancé bajando los peldaños de cuatro en cuatro, descuelgo el teléfono y marco el número de la peluquería, para pedir explicaciones, haciendo rodar el dial -a nuestros hijos les suena a prehistoria.
-Hola soy yo ¿se puede poner mi madre?
-Un momento, me dice una voz femenina que no consigo identificar, estoy confuso. Oigo que grita entre el ruido de secadores: Elviraaa, Sergi. Instantes después...
-¡Sergiii! -Me dice ella- ¿qué te ha parecido?
-¿Qué pasa Mama?
-¡Que no vas a la mili! ¿no estás contento? Y ríe.
-¿Cómo dices? ¡Pero si me ha tocado en Alcalá de Henares! Lo miré en un diario...
-Qué dices hijo, si he enviado al tío Paco al Ayuntamiento a mirarlo...
-¿Estás segura?
-Llámalo, llámalo y habla con él.
-Ahora mismo lo llamo.
Cuelgo y marco de nuevo...
-¿Digame?
-¡Qué pasa contigo tíiiiiooo!
-Hola sobrino, ¡felicidades!
-Me estáis tomando el pelo?
-¡Noooo! He ido a verlo al Ayuntamiento, estaban las listas colgadas fuera. Lo he mirado y cuando me venía he vuelto a mirarlo para asegurarme y ponía claramente: 'Excedente de Cupo'.
En aquel momento se me hincharon las venas, mi temperatura corporal subió al menos hasta los ciento cincuenta grados, me morí y resucité en dos segundos.
Con la temperatura recuperada, sufrí tal estallido de alegría que ¡Casi me meo en los pantalones!
Aquel sorteo me fue tan bien que después de eso nunca jugaba a la lotería convencido que aquello había sido mi golpe de suerte en la vida, mi lotería.
A veces en alguna cena alguien empieza a explicar historias de la mili, cosas como pase pernocta, imaginaria, cabo primero, abuelos, conejos, cetme, etc. y a mí me suena a chino, me apena mucho no haber vivido esa experiencia... je, je, je, ¡ni de coña!
Lo más cerca que estuve de la mili fue en la jura de bandera, en Talarn, de mi hermano, voluntario de la Cruz Roja para ahorrarse ir lejos de casa y la verdad es que parece que estuvo bien y muy cerca. Mi padre se fue de voluntario a Paracaidistas y mi suegro estuvo en la Marina, imaginad dos años en el mar... quizás hay pocas cosas a comentar por mi parte.
Desde aquí agradezco la labor de los responsables que pusieron las listas en aquel diario, solvencia contrastada.
Lamento profundamente no poder colgar la foto de mi jura de bandera...



No hay comentarios: