miércoles, 9 de abril de 2008

Il Padrino, 3a parte.

La tercera vez que me propusieron ser padrino de boda lo acepté con los ojos cerrados, se casaban Pep y Mari, que un año más tarde aceptarían ser los padrinos de mi hija, Ariadna. No se lo propusimos como revancha, lo hicimos con mucho gusto y nunca nos hemos arrepentido de ello.

La relación de amistad que tenía con el novio venía de muy atrás en el tiempo y la escogida era Mari, a quien yo conocía, de aún más atrás, como a Rosa o Maria Rosa por que habíamos sido compañeros de clase en el Belloch.
Basé el poema en este hecho y expresé todo lo que sentía además del juego del cambio de nombre.
Cuándo me presenté en casa de ella y con la experiencia anterior no pasé muchos nervios, tenía muy claro y preparado lo que tenía que hacer y así fue, todo bajo control, algo que seguro gustó mucho a Pep, un buen amigo a quien le entusiasma tenerlo todo bien organizado, es Cancer -un día escribiré de mi relación con los cancer.
No toméis muy en cuenta la mata de pelo sobre mi cabeza: -Una maaala taaaarde la tiene cualquiera... -como diría el sabio Chiquito de la Calzada.
La novia al verme debió pensar: Qué original este Sergi, me trae el ramo en la cabeza. La frené en el momento en que empezaba a tirar de mi pelo entregándole el ramo de verdad.
De la boda no puedo contar casi nada, supongo que debido al peso de la seta que lucía en la cabeza -que defiendo como moda propia de aquel tiempo a pesar de lo que se pueda decir-, me atacó un fuerte dolor de cabeza que me obligó a marcharme temprano. Me supo tan mal tener que irnos que una vez en casa, después de una bañera y alguna cosa para calmar el intenso dolor, tomamos suficientes fuerzas para encontrarnos con ellos en una pseudo-discoteca de Granollers donde pinchaban temas disco de nuestra época -qué fuerte suena esto.
Qué buena sensación volver a escuchar los temas que bailábamos quince años atrás. Temas hechos para bailar y escuchar, letras comprensibles, no sólo chunda-chunda y frases extrañas ininteligibles que acababas con la cabeza como un timbal.

Cuánta gente cantó el: Wooooords, don't come easyyyy, to meeeee... sin tener ni idea de su significado, pero con aquello se obtenía el inglés suficiente para hablar con alguna turista, que ante aquellas palabras, quedaría atónita: dis is di onli uei, for mi chu sei, ai lof iu, uors don cam isi -a veces siento que se me va la olla...
Bailamos encantados y lo pasamos muy bien, realmente una noche para recordar.
Reitero las disculpas a los cinéfilos amantes de la trilogía de El Padrino que vengan a parar a mi pequeño rincón de mundo buscando información, aunque viendo las fotos ya se darán cuenta y marcharán por donde han venido, supongo. Quizás acabaré viéndolas, aunque tampoco he visto Lo que el viento se llevó y no me ha pasado nada, se puede vivir sin esta experiencia, cuarenta años al menos.


No hay comentarios: