Continuación de: Cena de testosterona.
Como he quedado agotado de los intentos frustrados de reservar mesa en la Pizzería Il Capriccio di Rompecolloni, o una cosa parecida, y puesto que no consigo hablar con el encargado -no está nunca-, he llamado a un restaurante que su nombre tiene mucho que ver con aquello que hace el público del Camp Nou en partidos especiales. Al primer intento me han reservado mesa: esta noche a las nueve y media. Justo al lado de este restaurante hay un lugar con buen ambiente donde iremos a tomar una copa, de esta manera se evitarán los típicos choques sin querer con alguna farola de calle colocada a mala leche en medio de la acera...
¡Ah! Por cierto, podremos celebrar con una buena cena el aniversario de Marc, aunque él no podrá venir hasta pasadas las once.
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