jueves, 19 de junio de 2008

Colonias de nuestra hija en L'Estartit.

(Foto: El tío Toni, Marc y yo, en aquel momento, los reyes del mundo)

Ariadna, nuestra hija de once años y medio, volvió ayer de colonias escolares en L'Estartit. Han sido tres días y dos noches sin parar en una casa de colonias llamada Rosa dels Vents. Cuando la fui a recoger estaba sentada en un banco de la plaza al lado de Elena, la canguro. Tenía las mejillas coloradas y el gesto cansado -como era de esperar-, al verme se levantó y me dio un fuerte abrazo y muchos besos.

Yo esperaba encontrarla cansada, pero con muchas ganas de explicar las nuevas experiencias -como submarinismo y actividades diversas- supuestamente tenía que contar un montón de emociones ilusionada, pero no.

-¿Qué tal ha ido hija?

-Bien... -respondió cansada- me he dormido en el autocar de vuelta, nunca lo había hecho.

Le comuniqué que en media hora teníamos que ir al ensayo general del festival de fin de curso de la escuela de danza y enseguida se quejó con voz llorosa -era evidente que no podría ir, arrastraba incluso las ligeras chanclas de camino al coche.

Una vez en casa, Natalia, madre de Maria -compañera de danza- llama para decirme que ha hablado con el profesor y que mejor no se presenten al ensayo si no están en condiciones, me alegro, no quería en absoluto obligarla en aquel estado.

A la hora de la cena, Penélope pregunta a Ariadna por las colonias. Ella explica cosas como que los monitores de las actividades soltaban feas palabrotas en todo momento, gritos por aquí y gritos por allá -me pregunto: ¿Eran militares las colonias?- los monitores decían también frases como:

-¡Yo cobraré igual por hacer este trabajo!

Ante nuestra perplejidad e indignación, Ariadna iba relatando hechos tan lamentables como:

El incidente del autocar que los debía llevar de vuelta de actividades en la playa hacia la casa de colonias. Los niños presenciaron una fuerte discusión entre el conductor y alguno de los monitores a causa de la falta de puntualidad del conductor con reproches y graves insultos por ambas partes que acabaron por afectar al grupo escolar: Este año a medio curso llegó a la clase de Ariadna un niño de Mali que va en silla de ruedas y a ella le tocó -o escogió, no estoy seguro- tener cierto cuidado de su normal integración. El caso es que, con la discusión, el conductor soltó que no tenía tiempo para bajar la rampa del autocar para que el niño subiera con la silla de ruedas y lo mandó subir con las muletas. ¿Discriminación a minusvalidez o al color de su piel?

O el de un monitor que un día silbó con mucha potencia y al oirlo, mi hija le preguntó cómo podía silbar tan fuerte, él -el hijo de su madre- le dijo:

-Acércate que te diré el secreto... -Ella se acercó inocente y a escasos centímetros del oído de mi hija, le silbó de la misma manera... ¡Será cabrón! -pienso- Ni qué decir tiene que aquello le provocó una sordera temporal acompañada de un pitido agudo.

En este punto siento tal indignación que si pudiera tener sólo dos segundos delante de mí a este supuesto monitor de ocio, juro que no le diría ni hola, ni siquiera me presentaría, sólo tendría dos segundos para mostrarle mis respetos: ¡¡¡Un bofetón a mano abierta de aquéllos que abarcan hasta la oreja y también provocan unas secuelas similares!!! -esto es una hipótesis, porque yo soy pacífico.
-No consideráis que esto que hizo son malos tratos y abuso?

-¿Y no decíais nada de esto a vuestros profesores? -preguntamos a la niña.

-No... -responde.
-¿Y, por qué?
-No lo sé...

¡Claro! Esto sólo pasaba en los ratos en que los niños hacían actividades con los monitores, porque los profesores de nuestros hijos, o no tenían permitido acompañarlos -no entiendo por qué- o aprovechaban para descansar mientras duraban las actividades -cosa que respeto.

No soy sospechoso de defender a mis hijos a capa y espada, más bien procuro no ser demasiado protector para dejar que crezcan y se espabilen solos, si algún profesor o profesora les ha castigado por algún hecho a menudo lo he aprobado pensando que tendrían motivos para hacerlo, siempre y cuando se demostrara la culpabilidad. Hay padres que son todo lo contrario, sus hijos siempre tienen razón y los profesores manías.

Y como soy pacífico quizás tendremos que indagar a ver qué pasa con esta gente. Acabada la cena busco en el Google el nombre de la casa de colonias y me sale la página principal con una retahíla de casas por todas partes.

-¿Es una franquicia? -remuevo, busco... ¡Estartit! Sí aquí... Ariadna me lo confirma cuando ve las fotos de la casa, Marcel Maillot parece que se llama la casa en cuestión.

Sorprendido -no sé por qué- leo cosas como:

Colonias destinadas a chicos y chicas de 6 a 16 años para que puedan divertirse de una manera diferente... como por ejemplo en la discoteca de la casa donde, según mi hija, la música era sólo la que gustaba a los monitores...

Las colonias se desarrollarán bajo la dirección de personal especializado, deportistas y monitores de ocio que cuidarán de todos los aspectos de la estancia tanto de las actividades como de la vida cotidiana... ¡Bravo! ¿Personal especializado en qué? ¿En gritar? ¿En putear a los niños?¿De la vida cotidiana cuidarán? Sí, quizás por ahí no van mal encaminados... el mundo está lleno de capullos que gritan e insultan a los demás desde el volante de su coche... ¿Qué mejor manera que prepararles para el día de mañana?

Los chicos y chicas reciben una atención personalizada -sí, sí- al convivir con sus monitores, los cuales velan en todo momento por su seguridad y su bienestar.
Y aquí sí que alucino: Para muchos niños puede ser la primera salida, motivo por el cual ponemos especial dedicación durante toda la jornada.

Finalmente leo la última frase de la presentación: ... y un montón de sorpresas ... -¡Y tanto! Otras para no aburrir:

Somos la primera empresa de casas de colonias con certificado de calidad ISO 9001:2000... ¡Joder!

Que 60.000 niños pasan al año por sus instalaciones... y que éstos avalan su gestión -¿Y todos reciben el mismo trato? Si es así acabarán matando a la gallina de los huevos de oro.

Quizás deberíamos denunciarles por publicidad engañosa...

Ahora tendremos que contrastar las opiniones de otros niños de la escuela, de otros padres y veremos qué medidas tomamos, de momento yo ya lo he colgado aquí a modo de denuncia, sé que habrá gente que tarde o temprano llegará a este post buscando casas de colonias en L'Estartit y creo que es bueno que haya opiniones diversas, estoy convencido de que habrá clientes de esta casa de colonias encantados, quizás es un tema de pasta, quizás la crisis general afecta a todo el mundo, quizás es que no se dan cuenta de que tratan con niños a los que pueden estropear unos días que podrían haber sido para recordar el resto de su vida.

El pasado domingo comimos en casa de Montse y Roger, un amigo y compañero del Belloch. Mientras Ernest y Ot -sus hijos- jugaban con Ariadna, Joel y Tora, nosotros recordábamos anécdotas de la EGB. De entre un montón de peripecias, recordamos unas convivencias en un hotel de L'Estartit donde lo pasamos muy bien. De eso ahora hace más de veinticinco años, pero aun así todavía lo recordamos con alegría. Es triste que pasen este tipo de cosas, seguro que mi hija no querrá volver.

(Foto: Roger es el segundo de arriba empezando por la izquierda, yo el de rojo de arriba a la derecha)

No se debe jugar con las ilusiones de los niños, dudo que lleven treinta años haciéndolo así de mal, quizás la dirección tendría que tomar medidas.

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