sábado, 13 de diciembre de 2008

Simple procreación

El pasado fin de semana mis hijos fueron con el abuelo Alfredo a ver tenderetes al mercadillo y, como no podía ser de otra manera, volvieron con un videojuego cada uno después de liar al abuelo.


Por una parte, el de mi hijo se llama Sly (2) y el protagonista es un ladrón, un oso lavador (lo que sería un mapache de toda la vida) que va de un lado a otro haciendo travesuras por los tejados de las casas con una especie de guadaña, apto para su edad.
Por otra parte el de mi hija, Horsez que va de una chica que vive en una granja con su tío (?) y se dedica a cuidar caballos, perseguir gallinas, descolgar el teléfono cada vez que suena (eso ya es lo que hace mi hija en casa) e ir a caballo de finca en finca a visitar conocidos. Puede hacer competiciones en las que va ganando puntos y consigue potros a los que tendrá que lavar, cepillar y luego limpiar la cuadra con la manguera.
Esta mañana a la hora del desayuno Ariadna comentaba las competiciones a las que se presentaría con el fin de ganar.
-Bueno, debe de ser como aquel juego de coches GT4 que vas compitiendo en carreras y cuando ganas te regalan un coche que guardas en una especie de garaje... -le digo.
-Sí, más o menos, papá, pero la diferencia es que los coches no pueden procrear... y aquí si cruzas un caballo con una yegua consigues un nuevo potro -me contesta mientras Joel empieza a hacer correr su imaginación de ocho años.
-Tienes razón hija, no pueden procrear a menos que se trate de la película Cars... -respondo con una sonrisa y sin saber si en la citada película hay lío o no.
-¡Los coches sí que pueden! -exclama mi hijo de repente.
-¿Ah sí? ¿Cómo? -pregunta Ariadna.
-Pues uno le mete gasolina al otro! -dice y todos reímos...
¿Es una cuestión de simple procreación ¿No?

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me encantan tus anecdotas y esta es de las mejores, un saludo desde México

sergi m dijo...

Muchas gracias lector/a anónimo/a de México, un saludo.